El surf puede cambiarte la vida

Beau Flemister

Cuando yo era joven, mi padre tenía uno de esos camiones de carpintero Toyota Tacoma clásicos, trabajadores: cama de largo con herramientas, cordones, mangueras, generadores, compresores, latas de rocío Diet Mountain desechadas y varias escaleras alojadas precariamente en bastidores de tubos soldados personalizados. . A la vez, ambos amaban ese camión hasta la muerte y lo trataban como una mierda. Pero sabría que cuando lo escuchara silbar una melodía cuando se detuvo en el camino de entrada, hubo olas y él iba a surfear. Si no escuchaba ese silbido agudo y feliz, él no estaba surfeando.

También recuerdo que el portón trasero y el tablero trasero estaban cubiertos con una serie de calcomanías de surf de la compañía de surf que aún respiraban y se estremecieron, la mayoría de las cuales era responsable de colocar en dicho portón trasero. Sin embargo, había una pegatina que siempre me impresionaba. Era un mensaje rectangular de una antigua compañía de agarre de la cola llamada Tractop que decía: No hay nada que un buen día de surf no pueda curar.

Muchas veces me preguntaba acerca de esa declaración muchas veces. La parte de «nada» parecía tan audaz, sin concesiones cierta. A mí me parecía una exageración, incluso como un grom de 14 años. Pero también, una parte de mí fantaseaba que tal vez, solo tal vez era cierto. Ese surf podría ser tan poderoso. Como un remedio. Como un antídoto. Como una vacuna para las dolencias más profundas. Como ya dije antes, el surf puede cambiarte la vida y a mí me la ha cambiado.